El concepto de ciudades inteligentes, o smart cities como se les conoce en inglés, es relativamente nuevo -surgió hace dos décadas-, pero es en los últimos años cuando ha comenzado a considerarse como la mejor opción para afrontar los cambios en las ciudades del siglo XXI.


El uso estratégico de las nuevas tecnologías es el sustento de las ciudades inteligentes. La transformación de grandes volúmenes de datos producidos en la ciudad en información significativa, la interconexión entre distintos sistemas de gestión urbana y la coordinación entre múltiples actores que posibilitan las nuevas tecnologías sientan las bases de una gobernanza digital urbana mucho más eficiente en el manejo de los recursos naturales y el medioambiente, en la provisión de infraestructuras y en la prestación de los servicios públicos.